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Clara Ribes @angelcaido89

Dentro del marco que envuelve las desigualdades, estamos acostumbrados a tratar las raciales, de género, de tendencia sexual, etc.; segregaciones sociales que no deberían existir. Sin embargo, como ya expresé anteriormente en otros artículos, considero que la existencia y evolución de determinadas ideologías de tinte fascista o neonazi son las que garantizan la existencia de estas corrientes de odio, las que moldean a la sociedad para que siga viendo diferentes a los semejantes, y las que evidencian la necesidad de luchas sociales.

Hemos visto, algunos impotentes, una gran mayoría impertérritos, como el Gobierno español ha abierto sus fauces sobre “el proletariado”, favoreciendo en todas sus medidas a la minoría que conforma la clase dominante. Hemos sido el estupefacto público del resultado de juntar una obsoleta ley electoral, una nefasta oferta de partidos y líderes políticos, y una sociedad poco preparada y culturizada para decidir el futuro en las urnas.

Estos últimos años la estratificación social también se ha polarizado, poco queda ya de aquellos “mileuristas” y esa clase media a la que prácticamente todos pertenecíamos. Hemos visto cómo los bancos han robado el “derecho a una vivienda digna” de miles de familias sin recibir condena, cómo los gobernantes lo han robado todo, hasta la sanidad y la educación; también hemos visto cómo han tenido que venir de Estrasburgo a informarle al Estado que estaba vulnerando los Derechos Humanos, y de Argentina para perseguir a los criminales del fascismo que vivimos y nunca condenamos. Ayer, en este mismo blog, relataba cómo el periodista Jon Sistiaga ha viajado a Estados Unidos para mostrarnos cómo la ideología neonazi se ha regenerado estos últimos años (ver más); hace unos días Lluís Bassets hacía lo propio en un artículo de opinión, pero sin abandonar las fronteras europeas (ver más).

A medida que este tipo de ideologías crecen, la consecución de una sociedad igualitaria está más lejos; y el mayor peligro reside en que los medios de comunicación y el Gobierno sólo impulsan el radicalismo de la sociedad. Las soluciones que se han dado para estos tiempos de crisis y revueltas sociales pasan por crear una serie de leyes que maquillen lo que está sucediendo, por empobrecer más al pobre y enriquecer más al rico. Estas últimas semanas, los medios se han hecho eco de la reforma de la ley educativa y han condenado las revueltas a favor de una educación gratuita; han convertido en el ojo del huracán la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, y han posicionado a la sociedad mostrando las manifestaciones en su contra, muchas de ellas encabezadas por asociaciones fascistas. Durante semanas, hemos visto como los titulares de periódicos no han hecho más que vociferar las ideas que emanan del Ejecutivo, durante semanas los medios han publicado cientos de piezas sin contrastar la información, han condenado a la clase trabajadora que ha secundado los movimientos sociales y han ensalzado, de este modo, las actuaciones de los grupos neonazis.

Recordamos perfectamente cómo tanto el Gobierno como los medios de comunicación condenaron socialmente al colectivo FEMEN tras su actuación contra la conservadora ley de Gallardón (que dará un salto en el tiempo hasta 1985), cómo arremetieron contra los dirigentes más polémicos de grupos estudiantiles tras las manifestaciones masivas a nivel estatal, o cómo han estigmatizado a los ciudadanos que el Tribunal de Estrasburgo ha considerado excarcelar. Un Gobierno que promueve la segregación social tachando de “extrema izquierda” y criminalizando las revueltas sociales, y presenta un proyecto de ley que condenará apología terrorista o fascista pero que seguirá permitiendo a los grupos neonazis españoles difundir su ideología e incluso presentarse a las elecciones en forma de partidos políticos como España 2000 o Democracia Nacional, es un Gobierno que además de haber olvidado la historia de España, no recuerda el significado de la palabra “democracia”.

musicaDurante la pasada semana fueron muchas las noticias publicadas en los medios de comunicación mostrando su conformidad con las medidas de censura impuestas por el rector de la Universitat Jaume I (UJI), Vicent Climent. El Consell de l’Estudiantat, órgano máximo de representación estudiantil en la UJI, había organizado una serie de charlas culturales para la “Setmana de Benvinguda”, una de las cuales fue tachada por el Consejo de Dirección de “no ser compatible con los principios de convivencia demodrática que han de regir en nuestra Universidad”. Dicha conferencia, “Música combativa: una història de repressió”, contaba con la presencia de los vocalistas de tres grupos, Titot del grupo Brams, Nega de Los Chikos del Maíz, y Juanra de KOP, para realizar un “debate sobre letras comprometidas y canciones protesta que han abierto los ojos a varias generaciones”, según palabras del Consell de l’Estudiantat y del Front d’Estudiants per una Universitat Pública (FEUP).

La transcripción del discurso la encontramos en el blog del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (ver más), y el vídeo en Youtube (ver más).

Tras conocerse la decisión del rectorado, y la firmeza de los grupos estudiantiles de no doblegarse ante la tajante falta de libertad de expresión, los medios de comunicación condenaron la charla, tacharon al cantante Juanra de “etarra” y a las asociaciones encargadas de llevar a cabo el acto de “extrema izquierda”. Las presiones de estos medios, de asociaciones estudiantiles afines al Partido Popular como Unión Universitaria y partidos políticos profascistas como España 2000, derivaron en una serie de amenazas vía email por parte del equipo rectoral a los alumnos del Consell para evitar que se realizase la charla.

Mientras tanto, a lo largo de toda la “Setmana de Benvinguda”, la asociación Unión Universitaria ha contraatacado la oferta cultural del Consell de l’Estudiantat llevando a cabo una serie de talleres sexistas como el de maquillaje, o sin ningún tipo de finalidad cultural como el torneo de Fifa 2014 (ver más). Incentivando valores como la sexista obligación de la mujer a rendirse ante la belleza externa y el uso de productos cosméticos, ¿se encuentra la Unión Universitaria en posición de intentar frenar una actividad con fines puramente culturales?

El ejemplo que ha dado el Rectorado de la UJI dista de cualquier tipo de progresismo. Prohibiendo al alumnado ejercer su derecho a la libertad de expresión mientras se permiten actos que promueven valores sexistas como el mencionado “Taller de maquillaje” y permitiendo la entrada al campus universitario de neonazis envueltos en banderas y pancartas de odio con las insignias de España 2000, el equipo rectoral ha roto la democracia universitaria. No se ha respetado la elección del Consell como máximo órgano representativo, sino que se les ha tratado como “un grupo de estudiantes”, no se ha respetado la finalidad cultural de las actividades promovidas por dicha organización, y mucho menos se ha respetado a sus miembros.

A lo largo de toda la jornada de ayer, los medios de comunicación empezaron a hacerse eco de lo acontecido en la Universidad; por lo visto se “asaltaron aulas”, “desalojaron a la fuerza” a profesores y alumnos y la “extrema izquierda tuvo un enfrentamiento verbal con miembros de España 2000”. Si verdaderamente ocurrió algo estremecedor de lo que jactarse a lo largo de unas diez piezas dudosamente periodísticas, fue que se permitiera la entrada en el campus de la UJI a neonazis cuyos valores atentan contra la mismísima base sobre la que se asienta nuestra democracia, que se exhibieran banderas de España con llamas rojas que desde lejos parecían pezuñas de bisonte, y que en el Ágora universitaria hubiese una pancarta con palabras que alentaban a la sociedad a odiar a quienes ya han cumplido su condena. Si los medios de comunicación tenían algo de lo que hablar era, una vez más, de la negativa de los presentes a que les arrebataran sus derechos y de una magnífica e interesantísima charla acerca de música combativa y represión llevada a cabo en un aula abarrotada (ya que a la profesora que debería haber ocupado ese espacio, se le asignó el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, la que el Consell pretendía utilizar y habían cerrado con llave para evitarlo). Pero los medios no buscarán lo noticiable en el éxito de una revuelta estudiantil (aunque sea por el bien social) ni dramatizarán con el hecho de que un grupo fascista se haya consolidado como partido político y pueda presentarse en la Universidad promoviendo los valores de los que hace acopio, porque los medios de masas hace tiempo que dejaron de comunicar lo que la sociedad necesita saber, para informar de lo que quieren que sepa.

En la edición digital de Las Provincias (seguir leyendo) encontramos “Estudiantes de la UJI asaltan una clase para que un etarra diera una charla”. A lo largo de toda la pieza aparecen perlas contra el músico, al que en la gran mayoría de ocasiones relacionan a la banda terrorista, se defiende la postura del rectorado mediante los constantes ataques a los asistentes a la charla y la utilización de una única fuente afín a su opinión. Además, la información no está contrastada, se expone que “El grupo logró por la fuerza que Rodríguez ofreciera una charla”, cuando no hubo ningún tipo de altercado, ya que la clase todavía no había empezado; o en “Tras la invasión del aula, el antiguo colaborador de ETA y otros músicos reivindicativos invitados”, donde además de la “invasión” se nombra a más de un músico junto a Rodríguez, lo que no fue así porque Titot no pudo asistir. En esta pieza se busca justificar la decisión del rectorado, haciendo creer al lector que los alumnos asistentes a la charla son poco menos que vándalos y que la Universidad hizo todo lo que estaba en su mano por respetar derechos como el de la libertad de expresión; en esta línea encontramos “el rector Vicent Climent se reunió con los representantes estudiantiles de las asociaciones para pedirles que pactaran un programa que no lesione ni la libertad de expresión ni los valores democráticos”, por lo que habría que revisar los valores que envuelven al taller de maquillaje realizado por Unión Universitaria. Pero lo verdaderamente vergonzoso del artículo es “Una treintena de jóvenes estudiantes se concentraron en el ágora en protesta por la prohibición del acto. En la zona, a pocos metros, se manifestaron también una veintena de miembros de un grupo de extrema derecha. Los vigilantes de seguridad del centro universitario controlaron de cerca la situación mientras unos y otros se lanzaban insultos y gritos como «terroristas» o «fascistas».”, donde se evidencia la desesperación del medio por demostrar la veracidad de algo que dista mucho de serlo. En primer lugar, en la concentración del Ágora no hubo una treintena de personas, sino unas seis veces esa cifra; y además, resulta aberrante que mencionen de pasada una manifestación neonazi, de manera que parezca una nimiedad o algo inocente, en comparación a la promovida en favor a la libertad de expresión. La presencia de un grupo que considera un derecho la expulsión de los ciudadanos extranjeros del territorio español, y que hace del racismo un valor, es una ofensa tanto para la cultura como para la democracia, y que en Las Provincias se le reste importancia y se condene el antifascismo es como darles la razón.

levante_castello.750La edición castellonense del Levante EMV tampoco se ha hecho esperar; en primera plana de la versión en papel aparecía una fotografía a todo color tomada desde la zona donde se manifestaba el grupo neofascista. En primer plano, uno de los integrantes de España 2000 envuelto en una bandera y otro con un megáfono con el que vociferaba unas consignas carentes de cultura verbal que, por no tener, no tenían ni verbos. En el fondo alrededor de un tercio de los alumnos que se concentraban contra la falta de libertad de expresión y, en ese momento, también contra ellos.

En el interior del periódico encontramos “Líneas rojas traspasadas en la UJI” (seguir leyendo), donde también volvemos a comprobar cómo la periodista da buena cuenta de falta de rigor informativo en su pieza mediante frases como “desalojar una clase a la fuerza”, “el aula asaltada para su charla” o los múltiples datos expuestos acerca de la relación del cantante de KOP con ETA, que no tienen absolutamente nada que ver con la charla de música combativa; de la que, por cierto, no dicen una sola palabra, salvo las palabras de inicio, que utilizan para echar más leña al fuego. Respecto al tratamiento de la manifestación profascista, encontramos una escueta y moderadísima descripción que vuelve a dejar al cantante como “excolaborador etarra” y a los neonazis como “representantes de España 2000”.

Más de lo mismo en el artículo publicado en la edición digital de El Mundo titulado “«Guerra Verbal» en la universidad por la charla del ex colaborador de ETA” (seguir leyendo). Tanto en el titular como en el primer párrafo de la pieza se habla de Juanra en dos ocasiones, en las que le relaciona con ETA, pero en ningún momento se menciona que es el cantante del grupo KOP, que es el motivo por el que se encuentra en la UJI y que no se menciona hasta el penúltimo de los nueve párrafos del texto. En el tercero aparece “la conferencia del miembro de ETA”, donde El Mundo, al hacer miembro de ETA al cantante por su cuenta y riesgo, demuestra que no contrasta la información y que no tiene respeto alguno a los criterios de veracidad. Continúa haciendo lo que considera un resumen de la trifulca verbal entre estudiantes y extremistas neonazis, en el que ambos parecen tener unos objetivos igual elmundode justos para estar manifestándose, al menos para el medio. Coronando esta especie de descripción gráfica figura “Y, mientras los extremistas se gritaban mutuamente, el resto de estudiantes participaba de una jornada más de clase”, donde se incluye a todos los estudiantes presentes en un extremismo que, en este caso, sólo se refleja en la presencia, banderas y consignas del grupo neonazi. Por último, el ininteligible, y carente de sentido, antetítulo es la puntillita del artículo: “Entre los organizadores de la charla del condenado Juanra y miembros de España 2000”.

Por su parte, El Periódico Mediterráneo (seguir leyendo) no podía ser menos, y como siempre, ha ido más allá. Con un titular completamente subjetivo, “Los estudiantes ganan el pulso al rector y el proetarra habla en la UJI”, empiezan a dar una lección de lo que no debe hacer, en este caso, una periodista. Antes de finalizar el primer párrafo del texto, incluyendo el bloque de titulares, se han referido a Juanra como “proetarra” y “excolaborador de ETA” hasta en tres ocasiones, esperando hasta la última de ellas para añadir “y cantante del grupo Kop”. Según este diario, se produjo una afrenta entre unos 300 estudiantes y 20 “simpatizantes” de España 2000, al referirse a los miembros del colectivo neonazi con esta palabra, sin hacer referencia alguna a su ideología o al extremismo del partido, queda bastante claro que el medio no sólo reprueba la actuación del Consell, sino que indirectamente justifica la presencia del grupo profascista. En ese mismo párrafo, el medio vuelve a quedar en evidencia, y la redactora vuelve a demostrar que no sabe qué está escribiendo, tan sólo qué tiene que decir; y es que ni España 2000 coreó en otra lengua que no fuera la castellana, ni los mismos que decían “Fora feixistes” pedían “derechos sociales para los nacionales”. Podemos comprobarlo en “Unos coreaban Fora els terroristes, de la universitat; los otros, Vosaltres, feixistes, sou els terroristes, o Derechos sociales, para los nacionales. En uno de los enfrentamientos verbales, se pudo oir incluso un Gora ETA!, atajado de inmediato por los manifestantes”, donde además comprobamos que el corresponsal de El Mediterráneo escuchó un Gora ETA que nadie dijo. Por último, el vídeo que acompaña al artículo destaca por un nefasto montaje, está completamente desordenado, cortan la introducción a la charla del representante del Consell y, como era de esperar, seleccionan el fragmento más polémico del discurso por la libertad de expresión.

Por otra parte, es necesario destacar “Un etarra en la UJI? Cinc arguments per contradir un titular”, un análisis publicado por el observatorio de medios de comunicación Media.cat (seguir leyendo), en el que se rebate tanto la veracidad de las piezas publicadas en los diarios, como el tratamiento que han recibido Juanra y el Consell de l’Estudiantat.

El diario independiente Vilaweb (seguir leyendo) ha sido el que ha dado la nota de color, convirtiendo su artículo en una felicitación a los estudiantes por “cumplir su palabra”. Relatan el transcurso de los hechos, siendo los primeros en calificar de “grupo fascista” a los miembros de España 2000 presentes en la UJI, y no de simples manifestantes como el resto de medios. Lejos de criminalizar la actuación de los estudiantes, dedican un fragmento del artículo para destacar que la Universitat ya pidió la colaboración de Juanra el pasado año para un concierto organizado por la Plataforma Castelló per la Llengua y otro para destacar las amenazas que, desde el rectorado, hicieron llegar a los miembros del Consell.

llibertatPuesto que la mayor parte de medios de comunicación han preferido criticar la actuación de unos alumnos que, conscientemente, defienden sus derechos, estigmatizar al cantante de un grupo de música que aportó mucho más a nivel cognitivo que todos los talleres de maquillaje del mundo, y pasar por alto la presencia de un grupo neofascista en el campus, era necesario dejar claras las desigualdades que estamos viviendo una fracción del estudiantado ya no sólo cara a poder seguir estudiando, sino a poder organizar una charla con una persona que ya cumplió su condena y que no viene a recordarlo, a poder expresarnos libremente y a que no se nos tache de extremistas ni se nos iguale a un grupo de neonazis que se colaron en el campus.

No sé qué pensará el resto de los más de doscientos estudiantes que nos arremolinamos en torno al ágora a las once y media del miércoles, pero si el Rector supiese el significado de la palabra “represión” no hubiese actuado así, y si en algún momento se puso en peligro la convivencia universitaria fue cuando la Universitat permitió la entrada de un grupo fascista en un lugar en que las culturas del odio no deberían tener cabida.

Y como aparece en Las Provincias que el Rectorado de la UJI pretendía tomar “medidas académicas contra los organizadores y participantes en el asalto a la clase de Traducción”, sólo quiero decirle que yo estuve presente, y que aquí estoy.